sábado, 7 de mayo de 2016

Perdiendo el norte

Y por arte de magia volvió a aparecer en su vida, pero esta vez había una pequeña diferencia, ella.
Ella estaba desalmada y desarmada por completo.
Ella se estaba reseteando, no quería a ninguna persona en su vida, ya había tenido suficiente.
Había recuperado el norte después de un año, tarea que no fue nada fácil, pero lo había logrado.
Pero a pesar de todo, era su kriptonia, era la persona que le hacía perder la razón, el sentido; el norte... Y no estaba dispuesta a tirarlo todo por la borda una vez más. Pero el corazón es el músculo más fuerte del cuerpo y puede con la razón, ya que hasta esta lo desconoce.




sábado, 16 de abril de 2016

Príncipe de la noche

No te pido un desayuno con diamantes, soy más de bisutería.
No quiero cada noche un mensaje de buenas noches, sólo me conformo con ser tu último pensamiento.
No me gusta que me digas que quieres verme, hazlo.
No tengo la necesidad de saber de ti cada minuto del día, sé que no te vas a ir con otra.
No necesito que me abraces durante toda la noche, no me voy a escapar.
No hay por qué ponerle etiqueta a esto, déjate llevar y disfruta el momento.
Pero me encanta cuando me clavas la mirada diciendo más que con la voz.
Me encanta cuando a mitad de la noche te desvelas y me besas.
Me gusta cuando te acuerdas de mí por algo que has visto o escuchado.
Me gusta que te sepas mis manías, mis caras y mis gestos.
Me apasiona que el amanecer nos vea enredados entre mil y un besos.
Me hace gracia cuando te pillo mirándome de reojo, por hacerte el indiferente.
Y aunque odio a los celosos, me gusta que de vez en cuando lo estés, porque no me voy a ir con otro.
Porque, y qué más da lo que el tiempo corra? Hoy sé que quiero estar contigo, mañana el tiempo dirá.
No te pido un amor eterno, ni lo quiero.
Tampoco te pido que te cases conmigo, es algo que nunca haré.
Solo te pido que cuando estés conmigo, estés.
Cuando te apetezca darme un beso, que me lo des.
Cuando te acuerdes de mí, que sigas escribiendo.
Cuando pienses algo, que lo digas.
Porque que sea una pasota, no quiere decir que pase de ti.
Que no esté encima de de ti, no quiere decir que no me importes.
Pero sé que no es fácil aguantarme, y solo te puedo decir que la puerta nunca ha estado cerrada y que eres libre y puedes irte cuando lo creas oportuno.



miércoles, 6 de enero de 2016

Broken

Y como por arte de magia ahí estaba la conclusión que tanto tiempo estaba buscando, esa que llevaba rondando mi cabeza de tarada tanto tiempo, mientras analizaba los "propósitos" para el nuevo año, sí esos que todos nos hacemos cada año y no cumplimos, pero oye, que bien nos sentimos cuando los escribimos en una nota del móvil o en un papelito.
El problema no es que me guste estar sola y disfrute de ello, mi verdadero problema es autentico pánico a la seriedad que requiere una pareja, el tiempo (no tengo tiempo para mí, no voy a tenerlo para dedicárselo a otra persona), esfuerzo, entrega, y un largo etc.
Entregarse, sólo de poner esa palabra en mi boca me recorre un escalofrío por todo el cuerpo, mi interior está demasiado roto para poder llevar a cabo esto; por ello no dejo que ningún "chico" venga a casa a verme, lo hago inconscientemente, sí, al principio simplemente pensaba que era porque no durmieran conmigo, soy una persona ocupada que madruga cada día y no pienso quedarme en la cama por nadie, pero no, no es eso, lo que realmente me sucede es que me da pánico, el hecho de dormir con una persona y terminar enganchada a ella, el "acostumbrarme" a que me abracen de nuevo, me despierten con besos y caricias por las mañanas, sentir la presencia de otra persona junto a mí, abrazarla y recostarme en su pecho sintiendo los latidos de su corazón, ese sonido que tanto me relaja y hace que me duerma profundamente si me desvelo, el hecho de volver a acostumbrarme a quedarme dormida enredando mis manos en su pelo.
Es algo para lo que mi mente aún no está preparada, el hecho de pensar estar con alguien hace que se me acelere el pulso, será cosa de tiempo, será que mi vida en estos últimos meses ha cambiado por completo, será que estoy demasiado loca como me dicen mis amigas; pero es irónico no tener miedo a nada, pisar siempre fuerte y que el mero hecho de pensar enamorarme me provoque sudores fríos.